Isabela, Puerto Rico                                                Martes, 4 de noviembre de 2003 /  Actualizado:  2:54  a.m.

 

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El MUNDO

Presiones internas minan determinación de Bush de incitar el Bloque contra Cuba

 

 

 

       

 

 

Por Adital

 

 

 

Hoy, 4 de noviembre, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, atendiendo al pedido del gobierno cubano pone a votación por décima segunda vez la pertinencia del bloqueo al país. En las 11 consultas anteriores, la orientación del organismo internacional fue la de suspender el embargo, siendo que el año pasado, de todos los países miembros del organismo, solamente tres, entre ellos Estados Unidos, se posicionaron a favor del bloqueo.

La casi unanimidad de la comunidad internacional en apoyar la resolución de poner fin al embargo, parece hasta ahora no haber influenciado el comportamiento de los dos últimos gobernantes estadounidenses con relación al asunto, como Bill Clinton, que acompañó la mayor parte de las votaciones. No obstante, las consultas a las Naciones Unidas poseen poco significado principalmente para George Bush, el actual mandatario del país, que asumió el gobierno incitando las hostilidades hacia Cuba dentro de una creciente envestida a comandantes extranjeros hostiles a determinados valores abstractos defendidos por EEUU, que motivaron la invasión a Afganistán y a Irak, amenazas a Corea del Norte y el recrudecimiento de las rivalidades a la Isla, a su comandante por más de 50 años, Fidel Castro y a la exitosa campaña revolucionaria, que instaló en el país un estado inspirado en el socialismo, después de infligir una histórica derrota a las tropas estadounidenses en Bahía de los Cochinos.

Las advertencias de la ONU para este asunto, considerado casi como "doméstico" por EEUU, no viene surtiendo efecto, y la probable renovación mañana del repudio mundial al bloqueo (que en 4 décadas costó al pueblo cubano 72.000 millones de dólares, además de dificultar la obtención de alimentos y medicamentos) será probablemente tomada como una pálida reprimenda para un país que acostumbra actuar en completa rebeldía en relación a las determinaciones de la instancia decisoria máxima del organismo, el Consejo de Seguridad, como en el caso de la invasión a Irak.

Sin embargo, el ímpetu de Bush de no sólo mantener el embargo como de intensificarlo parece encontrar un freno, y hasta una posible reversión de los propósitos, dentro del propio suelo estadounidense. Se trata del flujo de negocios entre Estados Unidos y Cuba, cuyo dique artificial del embargo impidiendo su libre transcurrir comienza a minar cada vez más agua, trayendo a desborde los intereses de grandes grupos económicos de EEUU y la voluntad de ir y venir de la propia población. Para defender estas demandas cada vez más crecientes en este sentido, hasta el congreso estadounidense ha legislado contra las tentativas de Bush de detener la "mano invisible" de la economía a través del incremento de restricciones.

Dos millones de turistas estadounidenses por año

Aún con el bloqueo de EEUU a Cuba y las restricciones del gobierno estadounidense en relación con los viajes de sus ciudadanos a la Isla (multas y detenciones para quienes hacer turismo en el paraíso socialista), se estima que 150 mil estadounidenses aportan en Cuba por año y muchos más llegan haciendo escala en otros países. Cuba posee las playas caribeñas más próximas del territorio estadounidense (40 minutos de vuelo desde la costa sur), lo que constituye un gran atractivo para la visita, además de las bellezas propias del lugar.

Es justamente con relación al turismo que se mostró patente la contrariedad del bloqueo para la expansión de las actividades comerciales entre los dos países, que en este punto desean trabar relaciones cada vez más próximas a despecho de la orientación política de sus gobiernos. La gran muestra de esto fue la reunión entre empresarios y legisladores estadounidenses (una comitiva de 73 personas) con empresarios cubanos del ramo en ocasión de la reunión en septiembre de la Organización Mundial de Comercio en Cancún, que produjo una posterior visita de los estadounidenses a la Isla para conocer las instalaciones turísticas del lugar, que terminaron siendo elogiadas por el grupo.

Después, 40 de estos empresarios acabaron reuniéndose personalmente con Fidel Castro donde se profundizaron las negociaciones para dar impulso al turismo bilateral. El resultado de estas primeras aproximaciones es que los empresarios ya trabajan con la perspectiva de atender 2 millones de turistas estadounidenses por año, promedio que se refiere a lo que el país puede soportar de demanda sin dejar caer la calidad del servicio.

Bush reaccionó a la desobediencia civil de estos eminentes ciudadanos endureciendo la ley de tránsito de estadounidenses hacia Cuba. En contrapartida, el senado de EEUU aprobó sobre el final del mes pasado una moción prohibiendo el uso del dinero público para garantizar el cumplimiento de las restricciones a estos viajes turísticos. El senador republicano Larry Craig, explicó el criterio mediante el cual votó a favor de la moción resaltando que el Departamento de Control de Activos en el Extranjero del Departamento del Tesoro, "no debería dedicar recursos para vigilar turistas estadounidenses que visitan Cuba". La principal tarea de este departamento es rastrear acciones de narcotráfico y del terrorismo. "Diez por ciento del presupuesto de este órgano gubernamental es utilizado para perseguir abuelitas de la costa oeste que eligieron pasear en bicicleta por Cuba a través de una agencia de viajes canadiense", ironiza Craig.

La decisión del senado prácticamente anula el sentido de represión al tránsito de ciudadanos de EEUU a Cuba, constituyéndose en el punto de apoyo por donde puede iniciarse el derrumbe del pesado muro del bloqueo, que insiste en no caer. Para anular la iniciativa del senado sólo le resta a Bush la opción de echar mano del veto presidencial, medida de fuerte aroma autoritario. Así, la esperanza alentada por toda la población cubana de verse libre de los sufrimientos acarreados por causa del embargo económico, parece ser más visible de vislumbrarse en el horizonte del propio país que lo sustenta, Estados Unidos.

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