Por
Adital
Hoy,
4 de noviembre, la Asamblea General de la Organización
de las Naciones Unidas, atendiendo al pedido del
gobierno cubano pone a votación por décima segunda
vez la pertinencia del bloqueo al país. En las 11
consultas anteriores, la orientación del organismo
internacional fue la de suspender el embargo, siendo
que el año pasado, de todos los países miembros del
organismo, solamente tres, entre ellos Estados Unidos,
se posicionaron a favor del bloqueo.
La casi unanimidad de la comunidad internacional en
apoyar la resolución de poner fin al embargo, parece
hasta ahora no haber influenciado el comportamiento de
los dos últimos gobernantes estadounidenses con
relación al asunto, como Bill Clinton, que acompañó
la mayor parte de las votaciones. No obstante, las
consultas a las Naciones Unidas poseen poco
significado principalmente para George Bush, el actual
mandatario del país, que asumió el gobierno
incitando las hostilidades hacia Cuba dentro de una
creciente envestida a comandantes extranjeros hostiles
a determinados valores abstractos defendidos por EEUU,
que motivaron la invasión a Afganistán y a Irak,
amenazas a Corea del Norte y el recrudecimiento de las
rivalidades a la Isla, a su comandante por más de 50
años, Fidel Castro y a la exitosa campaña
revolucionaria, que instaló en el país un estado
inspirado en el socialismo, después de infligir una
histórica derrota a las tropas estadounidenses en Bahía
de los Cochinos.
Las advertencias de la ONU para este asunto,
considerado casi como "doméstico" por EEUU,
no viene surtiendo efecto, y la probable renovación
mañana del repudio mundial al bloqueo (que en 4 décadas
costó al pueblo cubano 72.000 millones de dólares,
además de dificultar la obtención de alimentos y
medicamentos) será probablemente tomada como una pálida
reprimenda para un país que acostumbra actuar en
completa rebeldía en relación a las determinaciones
de la instancia decisoria máxima del organismo, el
Consejo de Seguridad, como en el caso de la invasión
a Irak.
Sin embargo, el ímpetu de Bush de no sólo mantener
el embargo como de intensificarlo parece encontrar un
freno, y hasta una posible reversión de los propósitos,
dentro del propio suelo estadounidense. Se trata del
flujo de negocios entre Estados Unidos y Cuba, cuyo
dique artificial del embargo impidiendo su libre
transcurrir comienza a minar cada vez más agua,
trayendo a desborde los intereses de grandes grupos
económicos de EEUU y la voluntad de ir y venir de la
propia población. Para defender estas demandas cada
vez más crecientes en este sentido, hasta el congreso
estadounidense ha legislado contra las tentativas de
Bush de detener la "mano invisible" de la
economía a través del incremento de restricciones.
Dos millones de turistas
estadounidenses por año
Aún con el bloqueo de EEUU a Cuba y las restricciones
del gobierno estadounidense en relación con los
viajes de sus ciudadanos a la Isla (multas y
detenciones para quienes hacer turismo en el paraíso
socialista), se estima que 150 mil estadounidenses
aportan en Cuba por año y muchos más llegan haciendo
escala en otros países. Cuba posee las playas caribeñas
más próximas del territorio estadounidense (40
minutos de vuelo desde la costa sur), lo que
constituye un gran atractivo para la visita, además
de las bellezas propias del lugar.
Es justamente con relación al turismo que se mostró
patente la contrariedad del bloqueo para la expansión
de las actividades comerciales entre los dos países,
que en este punto desean trabar relaciones cada vez más
próximas a despecho de la orientación política de
sus gobiernos. La gran muestra de esto fue la reunión
entre empresarios y legisladores estadounidenses (una
comitiva de 73 personas) con empresarios cubanos del
ramo en ocasión de la reunión en septiembre de la
Organización Mundial de Comercio en Cancún, que
produjo una posterior visita de los estadounidenses a
la Isla para conocer las instalaciones turísticas del
lugar, que terminaron siendo elogiadas por el grupo.
Después, 40 de estos empresarios acabaron reuniéndose
personalmente con Fidel Castro donde se profundizaron
las negociaciones para dar impulso al turismo
bilateral. El resultado de estas primeras
aproximaciones es que los empresarios ya trabajan con
la perspectiva de atender 2 millones de turistas
estadounidenses por año, promedio que se refiere a lo
que el país puede soportar de demanda sin dejar caer
la calidad del servicio.
Bush reaccionó a la desobediencia civil de estos
eminentes ciudadanos endureciendo la ley de tránsito
de estadounidenses hacia Cuba. En contrapartida, el
senado de EEUU aprobó sobre el final del mes pasado
una moción prohibiendo el uso del dinero público
para garantizar el cumplimiento de las restricciones a
estos viajes turísticos. El senador republicano Larry
Craig, explicó el criterio mediante el cual votó a
favor de la moción resaltando que el Departamento de
Control de Activos en el Extranjero del Departamento
del Tesoro, "no debería dedicar recursos para
vigilar turistas estadounidenses que visitan
Cuba". La principal tarea de este departamento es
rastrear acciones de narcotráfico y del terrorismo.
"Diez por ciento del presupuesto de este órgano
gubernamental es utilizado para perseguir abuelitas de
la costa oeste que eligieron pasear en bicicleta por
Cuba a través de una agencia de viajes
canadiense", ironiza Craig.
La decisión del senado prácticamente anula el
sentido de represión al tránsito de ciudadanos de
EEUU a Cuba, constituyéndose en el punto de apoyo por
donde puede iniciarse el derrumbe del pesado muro del
bloqueo, que insiste en no caer. Para anular la
iniciativa del senado sólo le resta a Bush la opción
de echar mano del veto presidencial, medida de fuerte
aroma autoritario. Así, la esperanza alentada por
toda la población cubana de verse libre de los
sufrimientos acarreados por causa del embargo económico,
parece ser más visible de vislumbrarse en el
horizonte del propio país que lo sustenta, Estados
Unidos.
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