Isabela, Puerto Rico                                              Viernes, 31 de octubre de 2003 /  Actualizado:  8:41  a.m.

 

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AMBIENTALES

Globalización y Medio ambiente

 

 

 

lítico puertorriqueño

Por Luis Morales Padilla

prcs1@hotmail.com

Director

Puerto Rico por Dentro

 

Cada día somos más las personas que vamos tomando conciencia de la complejidad del momento histórico que nos a tocado vivir. La imposibilidad de ocultar la incertidumbre ha provocado diversas clasificaciones. Algunos hablan de crisis de civilización, otros de corrupción, violencia doméstica, medio ambiente, conflictos económicos, políticos, etc.  Pero, aún desde los grandes poderes económicos mundiales como el llamado Grupo de los 7, se reconoce la emergencia por las contracciones y muestras de recesión dentro del modelo neoliberal que promueve el desarrollo del capitalismo en el siglo XXI.

 

Estas contracciones podemos resumirlas en dos órdenes:

 

·                    Por una lado, la problemática derivada de la falta de una base material que permita a las sociedades unas políticas de incluyan justicia social y redistribución de la riqueza, y  por el otro, los límites que plantea la ignorancia acerca de la diversidad  de sistemas y diferencias culturales, lo que imposibilita al capitalismo la comprensión de otros caminos de cambio cultural, político y económico.

 

·                    De otra parte, tenemos la problemática ambiental que puede ser analizada mediante un abanico de información que va desde la escala nacional (como el impacto en el ambiente natural y cultural la cual ya hemos visto sus consecuencias con el pasado gobierno) hasta la escala mundial (como los problemas vinculados a la desaparición del ozono atmosférico o al calentamiento global, que exceden completamente las fronteras nacionales).

 

En  Seattle fue sentenciado claramente que la globalización es dañina para el medio ambiente, lo que terminó siendo reconocido por la Organización de Naciones Unidas en Malmoe (Suecia).  Resultando este hecho la primera vez en la historia que se daba un respaldo oficial a una idea que causó muchas de las protestas de la sociedad civil y las ONG durante en la Cumbre de la Organización Mundial del Comercio celebrada en Seattle (EEUU) en diciembre de 1999.

Debemos  tener claro que hay factores como la deuda externa, los hábitos consumistas, la pobreza, el descenso de las ayudas al desarrollo y la distribución desigual de las inversiones, que se identifican como contribuyentes al deterioro continuo y agresivo del medio ambiente. Sin embargo, la globalización económica no figura entre los retos que el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA) se plantea para el siglo XXI.

Hace aproximadamente nueve años atrás que se daba la voz de alarma en Río de Janeiro.  Allí se vieron numerosos obstáculos a la sostenibilidad y la necesidad de integrar los objetivos ambientales y económicos. Los líderes mundiales ratificaron un plan de acción global conocido como Programa 21, una planificación detallada y valiosa del desarrollo sostenible. Desde 1992 la comunidad internacional ha incumplido muchos de aquellos compromisos y apenas se ha avanzado en frenar la tendencia destructiva hacia nuestro medio ambiente.

Por tal razón, en todos los niveles de análisis son relevantes los aspectos ideológicos, esenciales en tanto los problemas y las necesidades se definen según intereses, ya sea de clase, sectoriales, corporativos, nacionales o simplemente grupales.

Las construcciones simbólicas que nuestra sociedad ha estructurado para dar cuenta de las constricciones mencionadas arriba poseen una alta visibilidad cuando centramos nuestro análisis en el auge que ha tenido el la causa de la protección del medio ambiente.  Este fenómeno se pone de manifiesto al incorporarse una ideología "verde" a planos muy diferentes y variados, como por ejemplo: la gestión económica y empresarial, la problemática del empleo, la acción política, la esfera del consumo y la gestión educativa,  la gestión de la salud colectiva, e inclusive en planteos de cambios estructurales de las economías.

En los países centrales, diversos acontecimientos históricos de repercusión mundial marcaron hitos en la historia del movimiento ambiental. Desde la Conferencia de Estocolmo de 1972, hasta el horror de Chernobyl, los grandes intereses transnacionales han tratado usurpar el derecho de los recursos naturales a las etnias autóctonas (especialmente en los bosques tropicales), etc., pueden mencionarse como procesos y hechos que repercutieron en los medios de comunicación norteamericanos y europeos.

Esta repercusión favoreció un rápido desarrollo del movimiento ecologista a nivel mundial, con una pluralidad y heterogeneidad de escenarios y luchas. Se fueron construyendo paradigmas lingüísticos que predominaron según el atípico desenvolvimiento de los planteamientos y las concepciones hegemónicas del movimiento.

Para comprender las bases de la crisis ambiental contemporánea, sin precedentes en el ritmo de destrucción de recursos y sin antecedentes en su escala, ya que no queda ningún rincón del planeta sin contaminantes producidos por la civilización industrial, es necesario entender la agudización del proceso de capitalización de la naturaleza.  Es el marco a partir del cual se construye el Ambientalismo I.  El reconocimiento de la crisis ambiental a escala planetaria está  sirviendo como factor de reestructuración política y económica al sistema de libre mercado en su totalidad. Ahora, argumentando tener en sus manos la salvación del planeta, el capitalismo ha construido un nuevo concepto para autolegitimarse: el uso racional y sostenible de la naturaleza. 

 

Esta idea aparece como respuesta en el seno del

Neoliberalismo como:

 

·                    El ostensible problema de oferta que acarrea la disminución de los recursos naturales y   la degradación de los servicios ambientales  que se requieren para sustentar la producción de bienes de consumo.

 

·                    La resistencia por parte de comunidades y de sociedades enteras a la degradación ecológica y cultural provocada por la expansión del capital.

 

Según todo lo antes mencionado, la globalización, plantea retos enormes a países que, como el nuestro, se encuentran alejados de los principales lugares de decisión de la economía mundial. Por ello necesitamos empezar por plantearnos interrogantes propias.  Como por ejemplo: ¿Cuáles son los puntos de contacto entre el fenómeno de la globalización y la creciente preocupación mundial por el ambiente? ¿Qué impactos producen, o producirán en breve, estos hechos sobre el país? ¿Qué podemos hacer para enfrentarnos a ellos?.

Estás son sólo alguna de las tantas preguntas que podemos formularnos, pero esta lucha de sobre vivencia es de todos.  Juntos defenderemos lo nuestro. Salvemos el ambiente.

¡Hasta la victoria, siempre!

 

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