Puerto
Rico:
Las
inundaciones y la mala planificación
Por
Carmelo Ruiz Marrero
Claridad
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¿Acto
de Dios. inclemencia de la madre naturaleza o
incompetencia humana? ¿A qué le podemos atribuir los
desastres ocurridos durante las torrenciales lluvias de
las últimas dos semanas? El planificador Félix Aponte le
apuesta a la tercera respuesta. Aponte, quien fue miembro
de la Junta de Planificación de 2001 a 2002, nos explicó
el entorno social e histórico de ese desastre no tan
natural que llamamos inundaciones.
Su envolvimiento en planificación para inundaciones
comenzó en 1980 cuando formó parte de un grupo de
trabajo creado por el gobierno de Puerto Rico para
formular un plan de mitigación de inundaciones. Para
entonces Puerto Rico se recuperaba de los estragos de los
huracanes David y Federico y para recibir fondos federales
como área de desastre, la administración Carter había
impuesto como condición redactar tal plan.
“Yo quería que se evitara el enfoque estructural, que
consiste en la construcción de canales y represas y se
basa en la idea de sacar el agua de la gente.”
Se
optópor sacar el agua de la gente
Aponte nos informó que la idea de canalizar ríos se
remonta a 1899, cuando unas 2,300 personas murieron
ahogadas con el paso del huracán San Ciriaco. Para
entonces Puerto Rico tenía menos de un millón de
habitantes y no habia urbanizaciones en las planicies de
inundaciones. Y aún así el saldo fue letal. “Para
entonces, mientras unos abogaban por la canalización, ya
desde entonces habia quienes decían que se debía
proteger las cuencas, forestar, sacar la gente del agua y
alejar los centros urbanos de los ríos.” El debate duró
décadas y finalmente en 1941 el gobierno decidió darle
la razón al bando que proponía canalizar los ríos.
“El enfoque estructural de sacar el agua de la gente no
es el camino al desarrollo. El enfoque debe ser sacar la
gente del agua. Uno debe ver cómo los ríos se comportan
y entonces ajustamos el proceso de planificación. Eso
requerira bastante mas reflexion.”
Para entender el comportamiento de un río hace falta
conocer los conceptos de cauce legal y cauce de inundación.
“Está el cauce legal del río, que es el espacio que
ocupa durante la inundación ordinaria, que es una vez
cada dos años. Ese cauce le pertenece al pueblo de Puerto
Rico. El cauce de inundación es otra cosa, va mucho más
allá. En el río Loiza por ejemplo, el cauce de inundación
tiene diez millas.”
Para determinar un cauce de inundación sólo hace falta
ver mapas geológicos. Estos muestran dónde hay aluvión,
nombre que se le da a los sedimentos que cargan los ríos
cuando se desbordan. Si se encuentra aluvión en una
localidad es mejor no construir ahí porque si se inundó
una vez se inundará de nuevo en el futuro.
Pero la visión de planificación de Aponte no prevaleció
en 1980 sino la propuesta de meter los ríos en cunetas de
concreto para que no se salgan de sus cauces legales.
“Ya en 1980 sabíamos que no había fondos para tales
obras, ni siquiera las ya hechas en Estados Unidos. Esto
es debido a que los costos de mantenimiento se escalonan
con los años y los federales sólo dan fondos para la
construcción de estas obras, no su mantenimiento. Esa
responsabilidad le corresponde a la jurisdicción que
recibe los fondos, en este caso el gobierno de Puerto
Rico.”
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"Ya
en 1980 sabíamos que no había fondos para tales
obras, ni siquiera las ya hechas en Estados Unidos.
Esto es debido a que los costos de mantenimiento se
escalonan con los años y los federales sólo dan
fondos para la construcción de estas obras, no su
mantenimiento. Esa responsabilidad le corresponde a
la jurisdicción que recibe los fondos, en este caso
el gobierno de Puerto Rico"
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Y
el gobierno gasta no más de $3 millones al año en este
mantenimiento. ¿Es eso suficiente? Cuando trabajó para
el DRNA, Aponte calculó que el costo de mantener el canal
del río Bayamón operando como el diseño requiere, es de
$500 mil por kilómetro al año, o $3 millones anuales.
Pero como ya dijimos, esa es la suma asignada para todos
los proyectos de control de inundaciones en la isla.
Los
beneficiados de la canalización
Unos se han beneficiado más que otros de estas obras públicas
de infraestructura. Aponte nos da de ejemplo, las tierras
donde está el centro comercial Río Hondo. Antes de la
canalización valían no más de 25¢ el metro cuadrado,
después de la canalización ahora llegan a $100 el metro
cuadrado. Lo único que aportan los dueños del centro
comercial al mantenimiento del canal lo pagan
indirectamente mediante contribuciones que van al Fondo
General.
“El valor añadido que generan estas obras de canalización
lo obtienen los constructores y financiadores de las
urbanizaciones y centros comerciales; ese es capital que
se queda en manos de corporaciones en la Florida. Y la
responsabilidad de mantener los proyectos de control de
inundaciones recaen sobre todo el pueblo puertorriqueño.”
Fue en la década de los 60 cuando cobra auge la idea de
construir urbanizaciones en las planicies de inundación
“rescatadas” por los proyectos de control de inundación.
Fue entonces que se consolidó la construcción como
industria y comenzaron a aparecer proyectos de miles de
viviendas cada uno, siguiendo un modelo importado por
empresarios del exilio cubano.
“Tenemos como ejemplo a Villa Carolina y Villa Fontana,
ambas en Carolina, y urbanizaciones similares en Bayamón.
Se hicieron las urbanizaciones pero los canales no. Aunque
desde el punto de vista ambiental, me alegro de que no se
haya canalizado.”
Aponte explica que la canalización de ríos tiene un
enorme impacto ambiental negativo. Las inundaciones son
necesarias para recargar acuíferos y nutrir suelos; es
por esto que las planicies inundables son las más
propicias y productivas para la agricultura.
No fue sino hasta 1970 que sectores de la población
comenzaron a caer en cuenta de peligrosidad y terquedad de
ubicar urbanizaciones en zonas inundables. En octubre de
ese año una depresión tropicalse quedó cinco días
sobre Puerto Rico, causando lluvias como las que hubo este
mes. Se cayeron más de 30 puentes y murieron al menos 37
personas. Pero no fue sino hasta David y Federico en 1979
que se comenzaron a hacer mapas de riesgo necesarios para
evitar la construcción en lugares peligrosos y así
evitar más tragedias.
Dice Aponte que los mapas de riesgo que se hicieron
entonces, que usan datos obtenidos entre 1978 y 1982, son
los que todavía hoy se usan, y que no solamente están
obsoletos sino que además tenían múltiples
imprecisiones cuando se hicieron. Por ejemplo la topografía
estaba basada en fotos aéreas de 1977. Pero eso no es
todo: los cálculos de las alturas de los terrenos con
relación al nivel del mar están basados en datos de las
dácadas de los 40 y 50. “Los expertos en oceanografía
sostienen que el nivel del mar no es estacionario. Por eso
es que por ejemplo Loíza perdió como cien metros de
costa el siglo pasado.”
¡Permisología
ni que ocho cuartos!
Aponte plantea que el término permisología, que ha
entrado en boga en años recientes ,sólo sirve para
confundir y no para aclarar, ya que da la falsa impresión
de que la otorgación de permisos de construcción en el
mundo real es una ciencia exacta que está por encima de
la política y de los conflictos de interés.
“Ese término degrada el ejercicio profesional de
adjudicar un permiso porque es como equiparar a un astrofísico
o un astrónomo al nivel de Walter Mercado.”
En
coordinación con Estados Unidos y para mostrar su apoyo a
la invasión anglo-estadounidense, Bulgaria desplegó en
suelo iraquí un contingente de 500 hombres, quienes se
encuentran bajo el mando de las tropas polacas, apoyadas
por la Alianza Atlántica, y quienes comandan más de
nueve mil efectivos.
Esa
fue la primera acción de la resistencia contra las
fuerzas búlgaras, a pesar de la cual el gobierno de
Sofía reiteró que mantendrá su presencia en ese estado
para cumplir sus acuerdos al respecto con Washington.
Tras
la invasión de las fuerzas anglo-estadounidenses, en
marzo pasado, y la posterior ocupación, la insurgencia
iraquí comenzó los atentados contra las tropas
extranjeras usando como blancos predilectos las
estadounidenses, pero luego los amplió hacia los
batallones de otros países.
Sólo
en noviembre último, en esos ataques con coches bomba y
emboscadas perdieron la vida 19 militares italianos y
siete agentes de la inteligencia española.
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