Por
Haydee Colón
He
aquí la historia real: Una comunidad bicentenaria,
negra y rural, recursos naturales prístinos, altas
montañas, lluvia diaria, fauna y flora de bosque
tropical. Nadie pensó que, en algún momento, alguien
lo destruiría.
Uno
de esos recursos naturales se convirtió en amiga y
aliada. Esta vecina llamada Quebrada Chiclana tenía
muchos siglos pero no tenia achaques, ni se quejaba,
ninguna agencia le pagaba por sus beneficios. Tampoco
cobraba. Siempre nos recibió en su “casa”. Lo
extraordinario es que siempre estaba pendiente de
nuestra seguridad. Cuando llovía, recogía el exceso
y nos alertaba sobre retirarnos emitiendo sonidos
estruendosos. Nos permitía entrar en su área, nos
entretenía con su música, nos regalaba lo mejor de sí,
buena temperatura, agua limpia, aire fresco, pájaros,
vida acuática. Siempre convivíamos en paz. Nunca
representó un peligro.
Una
ganga (AH Development “from Oregon and Miami”,
Basora y Rodríguez, Banco Popular y otros) quería el
espacio para su enriquecimiento. Pero había que
destruirlo y asesinarlo. Ya la formula la habían
experimentado en toda la cuenca hidrográfica del río
Piedras. Allí se dinamitaron montañas, se puso sobre
otros cuerpos de agua que, hoy día,, permanecen
sepultados y con casas sobre ellas avaladas por las
agencias y vendidas por la banca hipotecaria
disfrazadas de “comunidad exclusiva” y centro
comercial.
Esa
ganga vino acompañada de permisos gubernamentales amañados
e iniciaron el 21 de febrero de 2000, la destrucción
de la última quebrada que les quedaba en el predio.
Llegaron las máquinas al escenario, la desnudaron
para nuestra vergüenza colectiva: le removieron su
precioso vestido de grandes piedras, maleza verde, árboles
grandes y agua continua. Le tumbaron las paredes de
tierra que la sostenía. Los vecinos intentamos
detenerlos cuando le violaban su espacio. Pero la
voracidad se vistió de insensatez por AH Development.
Iniciaban otro crimen.
De
nada valieron el diálogo, los planteamientos, las
denuncias, la prórroga, ni los ruegos de los vecinos
el 26 de abril de 2000. La ganga ya no tenia escrúpulos,
nunca los tuvo. En poco tiempo, le dinamitaron sus
paredes, callaron sus sonidos, asesinaron la vida acuática,
le removieron la vegetación, la sepultaron en vida e
intentaron neutralizar nuestra indignación por la
suerte de la vecina quebrada. El silencio de las
agencias fue el mejor aliado de la ganga.
Mas
el cuerpo de agua siguió fluyendo, aunque en menor
medida. No podíamos concebir el estado en que quedó
la aliada de entonces: quien no valoró su belleza,
podría hacerle daño a otros cuerpos de agua en
Puerto Rico. Recibimos el mensaje de auxilio más
estruendoso cuando el 23 de agosto de 2000 amenazó
con expirar. Como ella no podía hablar nuestro
idioma, hablamos por ella y pedimos su restauración.
Amelia Quiñónez, Juan Cruz, sus hijos y muchos otros
se unieron en el camino. Recibimos la solidaridad de
muchas personas.
La
ganga encontró quien le defendiera y avalara su
fechoría, mientras el recurso natural, protegido por
la Constitución de Puerto Rico, agonizaba. Las
agencias se alinearon con los permisos irrevocables,
la legislatura descubrió sus mentiras, el tribunal
oyó el reclamo, pero se alargó la hora de la
justicia. Mientras, nuestra defensa contó con la
Lcda. Jessica Rodríguez, el ingeniero Mario Soriano,
el apoyo de profesionales serios, empleados públicos
comprometidos, solidaridad en nuestra comunidad, las
oraciones del pueblo, lágrimas, tensión, esperanza y
sobre todo, paciencia. Nunca hubo espacio para
claudicar. De nada valieron las amenazas, la
cesantía, la vigilancia, la lejanía.
El
oficial examinador de la Junta de Calidad Ambiental,
Hon. Juez Fernando Olivero Barreto, rindió un informe
luego de intensas vistas. Encontró a la AHD y a ACCO
Construction responsables de los daños, ordenó
remover el relleno y emitió una multa el 31 de mayo
del 2001. Pero nadie le hizo caso. Quien debía avalar
la orden de restauración, el DRNA no se atrevía. El
Hon. Juez, insobornable, ya no está en la JCA. No le
renovaron el contrato.
Tres
Secretarios de Recursos Naturales la visitaron y
aunque la vieron agonizante, las presiones de la ganga
pudieron neutralizar el deber constitucional. Luego de
un proceso de burla orquestado por la entonces
división legal de DRNA, el Lcdo. Luis Enrique
Rodríguez Rivera, Honorable Secretario del DRNA,
emite orden de restauración fundamentado en el
sentido común, la Ley y la Constitución. Que quede
claro que este es un paso adicional. Es solo la orden
para operar a la paciente Quebrada Chiclana y
responsabilizar a la ganga, quien no cumplirá ni un
día de cárcel. Falta planificar la operación. Allí
estaremos vigilantes y alertas para asegurarnos de su
rehabilitación y rescatarla de las garras de la
insensatez.
Que
nos devuelvan las piedras, la flora y la fauna que
tenia antes la quebrada y se la llevaron para
Montehiedra. Queremos nuestra quebrada recuperada con
su hermoso vestido de piedras. Para devolvérsela a la
próxima generación de caimiteños y boricuas. Para
no olvidar. Para tener agua para la vida. Para tener
música en el alma, bosques para los pájaros que en
ella habrán de habitar. Para no cargar con la
dignidad pisoteada por la ganga. Para decirle a las
próximas generaciones que a Caimito hay que darlo a
respetar. Para todos juntos demostrarle a Dios que no
rehuimos el indelegable deber de proteger los
recursos. Que nos sirva de lección para salvar los
que quedan antes de que sea tarde.
Gracias
a todos los que participaron en esta gesta de amor por
Chiclana.
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